viernes, 13 de abril de 2018

Y DIOS CREÓ A LOS CATEQUISTAS 
Cuando Dios creó el mundo; un día antes de darlo por terminado, encomendó a sus ángeles la tarea de recorrer de nuevo el mundo y ver si faltaba algo por hacer. Un ángel llamado Juan, le contestó: “Señor, mil veces nos has enviado a ver si faltaba algo, ya te hemos dicho que todo quedó muy bien”. Y Dios se fue a dormir. 
A la mañana siguiente, Dios madrugó más de lo normal, y aún en pijama se asomó a la ventana y vio que el hombre estaba talando bosques, matando focas, robando a sus empleados, e inventando armas para pelear por el petróleo, antes aún de descubrirlo. Dios mandó a sus ángeles bajar a la tierra a indagar qué había hecho mal y corregirlo. 






Muchos días después, los ángeles subieron a Su presencia. 
“Señor, te tenemos que dar una mala noticia. Toda tu obra ha quedado perfecta salvo una cosa: el corazón del hombre se rasga con cada palabra que pronuncian otros hombres, y en cada grieta se cuelan unos sentimientos extraños que Tú no creaste y que el hombre mismo les ha puesto nombre: odio, celos, rencor, ambición... Nosotros hemos cerrado sus heridas con Tus palabras y con Tus sentimientos, pero no basta con cerrarlas una vez; se vuelven a abrir continuamente, el corazón del hombre te ha quedado algo olvidadizo y frágil. Habría que estar todo el día a su lado”. 
Un ángel propuso: “Sólo cabe una solución, has de destruirlo y volverlo a crear de nuevo, mejorando su corazón; el de los elefantes te quedó muy bien, podrías copiárselo”. 
Dios contestó: “No sería mala idea si no les hubiese cogido ya tanto cariño, y hasta he escogido de entre ellos algunos para grandes misiones. Creo que es mejor solución la que dijiste antes: que haya ángeles en medio de ellos, constantemente cerca, para cerrar sus heridas y sanarles el corazón y para hablarles de mí y de nuestro proyecto común, a todas horas, en toda ocasión, a tiempo y a destiempo. Id todos, ¡Quedáis sin trabajo en el cielo! Yo mismo iré también el próximo 25 de diciembre...” 
Y así fue cómo Dios creó a los catequistas.


ORACIÓN



Señor Jesús: 
Aquí me tienes para servirte y colocar a tus pies la labor que estoy desempeñando. 
Tú me escogiste para ser catequista, anunciador de tu Mensaje a los hermanos. Me siento muy pequeño e ignorante, soy a menudo inconstante, pero sé que Tú me necesitas. 
Gracias por confiar en mí. 
Estoy preparado para cumplir esta hermosa tarea con sencillez y modestia, amor y fe. 
Quiero ser instrumento tuyo para despertar en muchos hermanos: cariño por tu persona, confianza en tus promesas, deseos de seguirte como discípulo. 
Bendice día a día mis esfuerzos; pon tus palabras en mis labios, y haz que, en comunión con mis hermanos, pueda colaborar en extender tu Reino. 
 Señor Jesús: 
Aquí me tienes para servirte y colocar a tus pies la labor que estoy desempeñando. 
Tú me escogiste para ser catequista, anunciador de tu Mensaje a los hermanos. Me siento muy pequeño e ignorante, soy a menudo inconstante, pero sé que Tú me necesitas. 
Gracias por confiar en mí. 
Estoy preparado para cumplir esta hermosa tarea con sencillez y modestia, amor y fe. 
Quiero ser instrumento tuyo para despertar en muchos hermanos: cariño por tu persona, confianza en tus promesas, deseos de seguirte como discípulo. 
Bendice día a día mis esfuerzos; pon tus palabras en mis labios, y haz que, en comunión con mis hermanos, pueda colaborar en extender tu Reino. 
María, tú que seguiste siempre co fidelidad las huellas de tu Hijo, guíanos por ese mismo camino. 



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