sábado, 3 de febrero de 2018

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B.
Marc. 1,29-39.

 UN DÍA EN LA VIDA DE JESÚS.
Veíamos la semana pasada cómo Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm  curaba a un endemoniado, liberando a la comunidad allí reunida del poder y la influencia del maligno que  jugó la baza de ponerle en evidencia. Marcos nos sigue relatando qué fue lo que vino después y nos encontramos a Jesús en casa de Simón curando a la suegra de este; la noche, la gente que le busca; al alba, Jesús en oración y la gente que ya está preguntando por el y los discípulos que le urgen ante la  solicitud de la gente. Su respuesta  no deja de ser desconcertante, para  los suyos y para la gente, se va a otro sitio a seguir anunciando y les deja con  expectativas por cumplir  y el mal sabor de boca  de  que se les va del pueblo.

Nos encontramos con un Jesús que actúa en favor del hombre con absoluta libertad y sin dejar una rendija por donde se pueda colar la tentación de la vanagloria. Aquí ya anuncié la Buena Nueva,  toca ahora ir a otro sitio, les dice. La gente ya  ha experimentado que Dios está con ellos, ahora les toca dar  respuesta a esa acción de Dios. Nada de imposición, nada de manejos, ni de chantajes, transparencia y libertad total.
 Digno de tomar en cuenta el que Jesús actúe tanto en el ámbito sagrado ( sinagoga) como en el secular- familiar ( casa de Pedro) y siempre a favor del hombre. Mina de esta forma la  preponderancia del Templo y la sinagoga como lugares únicos de encuentro con Dios y vuelve a los orígenes en los que Dios se manifestaba a los suyos, a su pueblo, fuera de espacios sagrados establecidos ( Abrahan, Moisés, Jacob, etc).
Algo nuevo está sucediendo, la gente lo sabe, se dan cuenta de ello, pero tienden a lo establecido, a lo seguro, a lo de siempre, y aunque Jesús no abandona  lo  de siempre, entendido en esta ocasión como la fidelidad a Dios, abre nuevos espacios de anuncio, de proclamación de la palabra y de encuentro con el hombre que busca, sin  que tenga este que pagar  precio alguno por sentir y experimentar la presencia de Dios en su vida.

 Marcos termina diciéndonos : " Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios".
Feliz día del Señor.



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