sábado, 23 de diciembre de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO. CICLO B.
Luc.1, 26-38.


EL CONSUELO, EL TESTIMONIO Y EL HÁGASE

Con este domingo cuarto  de Adviento abrimos ya la puerta a la fiesta en la que celebramos el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén.
 Sabiendo que no conviene  correr ni adelantar acontecimientos, nos hemos de centar en la  lectura del Evangelio de este domingo que se fija en  el relato de la Anunciación a la Virgen María en Nazaret, quizá , para recordarnos que Dios se manifiesta allí donde hay un corazón dispuesto a acogerle y  dejarse hacer de El.


El texto del evangelio es un texto hermoso y sencillo en  donde se plantea la fuerza, la grandeza y  el anhelo de Dios, de querer estar con el hombre..., resulta  enternecedor sin  perder un ápice de la fuerza que en sí contiene. 
 Traiéndolo al presente, a la realidad  en la que  vivimos la fe en nuestros días, nosotros ,como iglesia, hemos de descubrir que el  Señor sigue enviando su ángel a cada uno de los que queremos estar con El, para hacernos una propuesta y no importa la edad, ni la condición; dicha propuesta no es otra mas que la de si queremos colaborar  en la historia de la salvación, si queremos acogerle en nuestro corazón; corazón muchas veces lleno de dudas, de temores, pero también, lleno de la gracia del Señor que se fija en nosotros y que  espera y nos pregunta por  nuestro si, por nuestro hágase.

 A lo largo del Adviento hemos ido escuchado la voz del Señor que por los profetas  nos ha ido mostrando  el camino.
  Primero fue por Isaías que nos  decía, "consolad, consolad a mi pueblo, hablenle al corazón, díganle que su deuda esta saldada";
 luego,  el Bautista, que con su testimonio de fidelidad y transparencia  contestaba al que  preguntaba: "yo soy la voz que grita en el desierto, preparar el camino al Señor"; anunciando su presencia y su perdón  ya en medio de ellos...  y ahora, en el texto hoy, oímos a María  que se reconoce como la servidora del Señor, su esclava, desde y con su "hágase"
    Con el Proyecto Diocesano de Pastoral ( PDP) y desde lo que nos está indicando constantemente el Papa Francisco, hemos de esforzarnos por hacer realidad lo que el Señor nos ha dicho a lo largo de este adviento que hoy concluye, sabiendo que  todo va a culminar con  el nombre que se le ha de poner a este niño: Enmanuel ( Dios con nosotros) y el anuncio de los ángeles a los pastores: "gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".
Es magnifica e impresionante la obra que Dios va realizando poco a poco y para la que cuenta  con nosotros; obra que  fue,  es y será, en beneficio de todos los que  le buscan con corazón sincero. Este es el Dios de la esperanza, el que sana las heridas del corazón , el que  nos dice, misericordia quiero y no sacrificios, el que trae la paz y nos invita a  transformar los instrumentos ( actitudes) que quitan la vida en instrumentos de labranza con la que el hombre  se gana la vida.
¡¡Feliz día del Señor!!


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