sábado, 11 de noviembre de 2017

No podemos callarnos ante los que matan a los otros, sobre todo a los pobres.

Ser cristiano tiene que llevarnos a tomar postura frente a los que siembran la muerte como modo de imponer sus ideas y de dominar el mundo. Por el bautismo recibimos la condición de profeta, no podemos callarnos, defender a los pobres es una obligación de todo discípulo
Ese desafío ha sido asumido por buena parte de los obispos brasileños, entre ellos Monseñor Vital Corbellini, obispo de Marabá, diócesis situada en plena Amazonía, en el sur del estado de Pará, una de las regiones más conflictivas del país, donde la violencia, como consecuencia de la disputa por la tierra, se ha asentado como elemento cotidiano y falta “seguridad para las personas más frágiles , los pobres, los necesarios y las necesidades”.
En una nota escrita en los últimos días, como consecuencia del asesinato de los campesinos Sin Tierra, en un lugar conocido como Boa Esperanza, que está dentro del municipio de Marabá, pero cerca del perímetro urbano de Paraupebas, en la región de las minas de piedras “, deja claro que la Iglesia Católica debe hacerse cada vez presente y implícita para evitar ese tipo de situaciones.
El gobierno federal no está prestando mucha atención a los conflictos de tierra, dejando que las partes resuelvan entre sí de modo que el más fuerte muchas veces prevalezca sobre el más frágil
El desafío aumenta en la medida en que “salga de los ejecutores dijeron que hay más personas para morir en ese campamento”. Es necesario atajar una situación en la que “la violencia está generando más violencia”, en la que “las personas se encuentran con miedo ante las nuevas amenazas”, como relata el obispo, quien denuncia igualmente “la muerte de tres mujeres en la ciudad de Marabá”.
“¿Podemos tener paz en el campo y en la ciudad?”, Se pregunta Monseñor Corbellini. Lo hace a partir del mandamiento divino, pues “Dios es claro: No matar”. Por eso, como cristianos, como Iglesia, “necesitamos defender a las personas de modo que mostremos que la muerte no es la última palabra, sino la vida que el Señor nos da y que es necesario construir día a día”.
En opinión del obispo, “es necesario el respeto a las mujeres y los hombres, la reconciliación entre las personas, acabar con los asesinatos de personas inocentes y pobres, o de cualquier clase o raza”, pero al mismo tiempo no duda en afirmar que “Las muertes en el campo parecen estar lejos de una solución pacífica”.
Va más allá en sus denuncias al decir que “la impresión es que el gobierno federal no está prestando mucha atención a los conflictos de tierra, dejando que las partes resuelvan entre sí de modo que el más fuerte muchas veces prevalezca sobre el más frágil”, lo que sin duda muestra la realidad de un país en el que el gobierno se ha aliado con los poderosos, despreciando repetidamente a los más pobres, a los que masacra o se que sean masacrados impunemente.
Es necesaria “una respuesta de las autoridades y de cada uno de nosotros para enfrentar la violencia, no desde la violencia sino desde el amor, por la vida en Jesucristo y por las leyes que ayudan al pueblo a vivir en paz en el campo y en la ciudad”.
Autor: Vital Corbellini, Obispo de Marabá

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