sábado, 23 de septiembre de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt. 20,1-6


" EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE..."

El texto del evangelio de hoy toca un tema que  suele ser causa de  disgustos en las comunidades parroquiales y  es ese que se expresa  con  frases como: "llevo un montón de años sirviendo en la parroquia"; o,: " ya soy viejo en esto", tratando de reivindicar  no se qué privilegio que tiene que ver con  el tiempo en que iniciamos el servicio obedeciendo a una llamada del Señor. 

 Después de las propuestas de varios domingos atrás en donde el Señor indica a los discípulos un camino a seguir guiados por el amor en la comunión, hemos ido viendo como Mateo recoge en su evangelio las advertencias que Jesús va haciendo a sus discípulos a la hora de vivir en la comunión: el perdón,  el creernos mejores o por encima de los demás, el pensar que porque llevamos  tiempo  sirviendo al Señor tenemos ciertos privilegios... El Señor instruye  y advierte  para  que el grupo no se desvíe del camino por el que ha de caminar al par que irá descubriendo la bondad, la misericordia, la gratuidad y la generosidad de Dios para todos.
 Hoy es el propietario  que sale a la plaza del pueblo a distintas horas para contratar  obreros;  dice Jesús que esto se parece  al Reino de los cielos. En esta parábola  destaco: es el Señor el que sale en búsqueda, el que va a la plaza, el  primer paso es de El; la prontitud de los trabajadores, que acuden  nada mas  se les invita, quizá acosados por la necesidad de ganarse el pan o por la  de  ocupar sus horas;  la generosidad del amo que da a todos por igual y la protesta de los que pensaban que por  ser de los primeros tenían derecho a recibir mas que los últimos, a pesar de lo acordado, olvidando lo apalabrado.
Algo de esto aparece al final del evangelio de Juan cuando Jesús  pregunta por tres veces a Pedro si le ama y ante la respuesta afirmativa, le invita a seguirle. Luego, Pedro, pregunta por el discípulo amado ¿  qué  va a pasar con el?  Jesús le dice que eso  es cosa de Dios y que lo suyo, lo de Pedro, es seguirle: Tu sigueme.
En el texto de hoy nos encontramos lo de: llevamos todo el día trabajando y  por tanto, tenemos mas derecho a que nos pagues mas que a esos que han llegado a última hora.
La respuesta es la misma que  se le dio a Pedro.
 No somos quienes para andar midiendo la bondad, la libertad y la generosidad de Dios para con los demás. 
¡¡Feliz día del Señor!!  
 

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