sábado, 19 de agosto de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt.15,21-28.

  LOS OÍDOS SORDOS DE DIOS
El texto del evangelio de este domingo nos presenta a Jesús haciendo una excursión por tierra de paganos; Tiro y Sidon  eran ciudades Cananeas.
En este viaje es abordado por una mujer cuya hija esta poseída y que le pide  compasión a voz en grito y reconociéndole Hijo de David.

Se hace necesaria la intervención de los discípulos para que Jesús se pare y  la atienda pero así y todo, Jesús le reprocha que se atreva a pedirle un favor porque ella es cananea, no es del pueblo de la alianza:No debemos dejar que los perros  coman el pan de los hijos; esto suena  duro  y falto de sensibilidad. La mujer insiste  dándole un viraje a lo que Jesús le ha dicho y acepta, pero no se conforma y responde que también los perros comen de lo que cae de la mesa del señor.. Es admirable  la firmeza de esta mujer y  se ve que la necesidad era grande por esa insistencia que la pone en riesgo de no ser atendida.
 Jesús, al final, cede concediéndole lo que  pide.
 Es extraña esta actitud de Jesús,  nos sorprende e interroga.

La clave está , creo, en aquello que le dice a la mujer de  ser enviado a las ovejas descarriadas de Israel pero se ve obligado, por la insistencia de unos y de la otra, a ceder abriendo así una puerta nueva a su misión. No se le puede negar la salvación de Dios a nadie aunque  el que la busca no sea de los nuestros.  Es la lección que el texto nos da.
Por otro lado este pasaje de Mateo me recuerda mucho  al de las bodas de Cana, que Juan nos relata en su evangelio: la intervención de María; el mujer, a ti y a mi que nos va; el aún no ha llegado mi hora y el hagan, que lo hicieron, lo que el les diga.
Jesús  se resiste a adelantar su momento; casi lo mismo tenemos cuando le oímos que dice no digan nada a nadie, que aparece tantas veces en los textos.
 Creo que el texto de hoy va por ahí. No es el momento de los paganos, sino de los  hijos de Israel y aún así los hijos de Israel han de saber  esperar el día y la hora. Será con la resurrección  cuando todas las puertas sean abiertas y Jesús  sea proclamado como  el definitivo, el que salva, el que trae la paz.
  ¡¡Feliz día del Señor!!

 
 

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