sábado, 8 de julio de 2017

En estos días estamos asistiendo en los medios de comunicación a un debate que no es sencillo: Los vientres de alquiler. Esto es algo que atañe a toda la sociedad y creo que debemos estar informado e interrogarnos  si el tema es solo cuestión de generosidad o qué se  esconde detrás de todo ello.  ¿Es una práctica loable o debemos rechazarla?.

Traemos a nuestro blog un artículo que nos puede ayudar a situarnos.

Vientres de alquiler: desmontando el capricho patriarcal

El pasado mes de junio, CCOO publicaba un documento titulado Las Mujeres se Mueven, más concretamente editado por la Secretaría Confederal de Mujer e Igualdad de dicho sindicato. Un recopilatorio de artículos y de eventos varios, jornadas etc., visibilizando el papel de las mujeres en los diferentes ámbitos sociales y las diferentes luchas del movimiento feminista en la actualidad. Para nuestra sorpresa, nos encontramos con un artículo sobre Maternidad Subrogada posicionado claramente a favor de este tipo de violencia contra las mujeres. Lo triste y sorprendente no es el contenido del artículo, que siendo pro vientres de alquiler sus argumentos y la información esbozada son esperables. Lo triste y decepcionante, es que una confederación sindical de mujer e igualdad promueva la explotación reproductiva y divulgue esta información a bombo y platillo, con foto incluida de la propia delegada de CCOO acunando a una niña comprada. Soy consciente de la dureza de estas palabras, sin embargo no podemos seguir dulcificando la realidad capitalista y caprichosa con imágenes de familias felices, mientras millones de mujeres son explotadas reproductivamente para que mamás y papás puedan saciar sus ansias de cuidar… No voy a repetir aquí todo el listado de argumentos, que desde el feminismo llevamos años manifestando para visibilizar la brutalidad que supone alquilar un vientre y comprar un niño… ¿Qué diferencia hay entre esta práctica y el tráfico y trata de personas? Me pregunto.

En el artículo de dicho número se habla del alquiler de vientres como una técnica, es decir, ahora las mujeres nos convertimos en técnicas especializadas para cubrir los deseos de una sociedad cada vez más individualista y pervertida.

Sin embargo, no quiero pasar por alto dos cuestiones especialmente sangrantes en todo este entramado de la explotación reproductiva. Por un lado, la invisibilidad e inexistencia de las mujeres gestantes, se les denomina madres con total perversidad, porque este estatus nunca podrán cumplirlo con la hija/o que paran para otros. En el artículo de dicho número se habla del alquiler de vientres como una técnica, es decir, ahora las mujeres nos convertimos en técnicas especializadas para cubrir los deseos de una sociedad cada vez más individualista y pervertida. La mujer explotada pasa a las sombras, como siempre. Sus emociones, su psique, su cuerpo invadido y hormonado, su intelecto, su ser entero, pasa a mecanizarse, a instrumentalizarse, porque para eso están nuestros cuerpos para ser de otros. Ya lo dice Marcela Lagarde hasta la saciedad: madresesposas, monjas, putas y ahora alquiladas para gestar y parir. Las organizaciones pro vientres de alquiler y sus aliados, como las agencias intermediarias, algunos profesionales y medios de comunicación, llevan testimonios de mujeres alquiladas, siempre del lado de la industria, manipuladas y cosificadas por la misma, con el engañoso mensaje de la libre elección y la felicidad extrema que supone hacer el bien para otros. Me pregunto ¿no es lo más patriarcal del mundo colocar a las mujeres en la cúspide de la abnegación? Así nos llegan los discursos de las supuestas madres subrogadas, narrativas cuasi monjiles, donde la felicidad más grande para una mujer es estar disponible para los otros, si es para los hombres, mejor. La explotación, el mercadeo, la invasión, la conquista de nuestros cuerpos, se pasa por alto, no existe.

¿No es lo más patriarcal del mundo colocar a las mujeres en la cúspide de la abnegación?

Estos testimonios y narrativas no interesan, el movimiento feminista y algunas de sus protagonistas como la periodista sueca Kasja Ekis Ekman, son las únicas que se encargan de poner voz y de investigar minuciosamente la situación de las mujeres, así hemos podido conocer algunos casos inquietantes y devastadores, como el de una mujer de Taiwán, que gestó dos niños para una familia compradora de Australia, uno de ellos vino con síndrome Down y esta lo rechazó de inmediato; la evidencia más clara de que las niñas/os son productos consumibles y desechables y las mujeres la maquinaria y depositaria de todas estas aberraciones. El hecho de que un contrato de vientres de alquiler sea abusivo, porque se obliga a las mujeres a revocar sus derechos, no es importante, no, lo único que importa es el deseo compulsivo y egoísta de unas familias, en muchos casos dos hombres, de cuidar y dejar huella en el mundo con descendencia y el milagro de la mujer abnegada para ello.
La realidad de los vientres de alquiler ya sabemos cuál es, la extrema pobreza y la precariedad de las mujeres, en unas sociedades profundamente desigualitarias, donde muchas, millones de mujeres, no encuentran otra salida que la de venderse para sobrevivir. Otras muchas, millones de mujeres, son captadas por las mafias tanto para la prostitución como para los vientres de alquiler.

Los deseos patriarcales se han convertido en derechos, como ir de putas o comprar niños.

Un negocio que seguirá creciendo, con muchas víctimas por el camino y beneficios incalculables para los explotadores, incluidos los gobiernos proxenetas (aquellos estados que se lucran de la explotación y la esclavitud de las mujeres y niñas, que legalizan/regulan la prostitución, los vientres de alquiler). Por otro lado tenemos la polémica entre deseos y derechos. Los deseos patriarcales se han convertido en derechos, como ir de putas o comprar niños. Ni el sexo, ni la maternidad/paternidad son un derecho, ni necesidades básicas, por mucho que el entramado neoliberal burgués y recalcitrante nos lo venda así. Es muy legítimo desarrollar una sexualidad plena y bonita, no es un derecho expandir la misoginia consumiendo mujeres prostituidas. Es muy legítimo desear cuidar y criar niñas y niños, no es un derecho comprar vidas para cumplirlo y colonizar los cuerpos de las mujeres para ello. Por desgracia, esta es la lógica patriarcal, avalada por la del mercadeo capitalista, lo que deseo lo tengo al chasquido de dedos, porque hay una parte de la población mundial sometida para ello: las mujeres, especialmente las mujeres pobres.
Quisiera terminar con una pregunta, seguir invitando a la reflexión de aquellos madres/padres compradores de bebés. Si tanto adoramos la infancia, si tan tierna y sagrada nos resulta, ¿por qué no la protegemos más? Adoptando y dando hogar a todas aquellas criaturas que vagan por nuestro mundo, muchas sin familias. ¿Por qué no destinar las energías, así como los recursos económicos, a luchar por un mundo menos violento y más igualitario? Sólo tenemos que asomarnos a los últimos estudios realizados por Save the Children o Intermon Oxfam, para comprobar que la vida de millones de niñas y niños pende de un hilo. Como dice mi camarada Lidia Falcón ¿no sería este el verdadero altruismo? Proteger a los niñas y niños que ya existen y no diseñar criaturas nuevas a la carta, con las mujeres como vasijas.
Hago un llamamiento a la ciudadanía en su conjunto a unirse a la RECAV, la Red estatal contra el Alquiler de Vientres. Porque no somos vasijas ni ganado ¡tod@s contra el patriarcado!
Tomado de "Tribuna feminista" 

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