sábado, 20 de mayo de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

SEXTO DOMINGO DE PASCUA. CICLO A.
Jun 14,15-21.


              NO OS DEJARÉ DESAMPARADOS


El texto del evangelio de este domingo esta lleno de expresiones solidarias y de ternura por parte de Jesús a los suyos, basta leerlo  detenidamente y sin prisas para darnos  cuenta de  que hay algo especial.

Expresiones como: " le pediré al Padre", " no os dejaré desamparados", " vosotros me veréis",  "vosotros conmigo y yo con vosotros",  " lo amaré y me revelaré a el" ( refiriéndose al que lo ame).  Todo el texto está en esta línea de expresión de ternura y de cercanía por parte de Jesús hacia los suyos, hacia nosotros hoy. Esto, no podemos pasarlo por alto. Se hace necesario que lo  contemplemos, lo asumamos, que lo hagamos nuestro, que entremos en ello. Ahí está por su parte,  la gran promesa del no abandono  y que debe fortalecernos en las circunstancias adversas que la vida nos puede ir deparando a lo largo de nuestros días.
Hay una condición que no podemos obviar:  guardar sus mandamientos. Esa es la expresión de amor que Jesús nos pide y que será devuelta con  generosidad. Esa es la condición para poder experimentar su amor, el del Padre y que Jesús se nos revele.
Ahora bien, eso de amarle, ¿como hacerlo patente y real?  El nos lo dijo no solo con su forma de actuar  y moverse entre la gente, también con su palabra. El mandamiento del amor del Jueves Santo es el redondeo de las Bienaventuranzas y  junto con  el Padre Nuestro, conforman un programa de vida para los suyos. Eso debe ser, por otro lado, el epicentro que nos mueva a la hora de asumir aquello de vayan y anuncien la Buena Noticia. Ahí está la clave de su amor y de nuestro amor, ahí el secreto de su revelarsenos y de  nuestro anuncio.
 Ahí el misterio de nuestra identificación con el Dios Trinitarios que  ha de dar plenitud a toda nuestra existencia sin apartarnos de la vida, de la gente, en definitiva, del mundo.
Y por lo último, no debemos dejar atrás lo 
de :" Yo le pedirá al Padre que os de otro defensor."
  Jesús mismo es quien ora  por nosotros para que no nos falte la fuerza necesaria, la fuerza del Dios Espíritu Santo. Así se completa el misterio de Dios en nuestra existencia, nuestra vida engarzada en la misma vida de Dios, en su propia identidad.
Amando al Hijo, cumpliendo con sus mandamientos, entramos, somos partícipes de la misma vida de Dios.
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!


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