jueves, 13 de abril de 2017

 JUEVES SANTO  2017

   LA VERDAD SOBRE LA MESA

Hoy es Jueves Santo, hoy es día de sentarse a la mesa y compartir la cena como preámbulo  de la Pascua, de la entrega. Hoy es Jueves Santo y el Maestro nos convoca a acercarnos, a reclinarnos, a escuchar y hacer nuestros sus  gestos, a admirarnos ante su generosidad. Hoy es Jueves Santo, día de  dejarse lavar por El, no solo los pies, sino la cabeza, todo el cuerpo si hiciera falta.
 Día de la verdad que hay en el corazón de cada uno de los comensales que se sientan a esta mesa compartiendo el alimento que da  vida eterna.
 Día de  encuentro con uno mismo, de preguntarse donde están nuestras querencias. Día del ¿ Acaso soy yo? preguntado con mirada temblorosa y voz casi queda. Hoy es Jueves Santo, día del "Tomad y comed, tomad y bebed ", de "Haced esto en memoria mía" y  no dejarse llevar por la tristeza. Día de los valientes que, aunque llenos de miedo, no  quieren levantarse y dejar la cena a medias. Día del que equivoca el camino y  se da cuenta de que no tiene sentido seguir mojando el pan en una misma cazuela porque no quiere o no se  se siente con fuerzas para cambiar de actitud, ante la invitación del Maestro y empezar  de nuevo. Está  atrapado por su egoísmo.
 El Jueves Santo es el día en donde  lo que esconde el corazón se libera. Día de los  que  son advertidos de fanfarronerías que a nada llevan, solo a lágrimas, cuando  el Viernes ya este apuntando y junto al alba  fría, el miedo a ser descubierto sea patente. Cuando entre noche y  día de comienzo, empiece, el sacrificio del Cordero elegido para la Pascua Eterna. Día de los amigos  que no saben qué hacer ante la  fuerte evidencia, del que se va y del que se queda, porque no saben qué  pensar ni que decir, ante las palabras del Maestro: "Hagan esto en memoria mía",  ¿Còmo afrontar lo que se avecina y que  huele a muerte cierta?
 Hoy es Jueves Santo  y desde aquel día hasta hoy,  se reune la Iglesia, con la certeza de contar con la  presencia de este Cordero entregado y que se entrega, que siempre está. De una traición que mancha transparencias, de una arrogancia que no lleva mas que  a salvar la imagen  personal, pero también, de una mirada  llena de comprensión y misericordia y  de un, a pesar de todo, querer hacer esto en memoria suya, porque sabe, la Iglesia sabe, que solo en El está la verdad, la paz, el consuelo, la sanación de las heridas. Esta es la mano tendida del Buen Pastor que, generosamente, se da  como  alimento  por la vida de sus ovejas.
¡¡FELIZ FUEVES SANTO!! 

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