sábado, 1 de abril de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO V DE CUARESMA, CICLO A.
 Jun.11,1-45.

    AGUA, LUZ Y VIDA PARA EL MUNDO

En los tres últimos domingos de  la cuaresma la revelación de Jesús a los suyos se hace mas patente y con mucha fortaleza . Así, tenemos lo que sucede  junto al Pozo de Jacob con la samaritana: Yo soy el agua viva.

 Con el ciego en la piscina de Siloé: la luz, Yo soy la luz 




y en este domingo con Lázaro: Yo soy la vida.




Agua, Luz y Vida son preámbulo de lo que vamos a celebrar en la noche de Pascua  además de la Resurrección de Cristo y que no es otra cosa mas que nuestro bautismo. Nuestra incorporación a la vida Trinitaria reconociendonos como Hijos de Dios, hermanos  con Cristo y poseedores del Espíritu Santo  y así, poco a poco, la Comunidad Cristiana va tomando conciencia de su pertenencia , de quién es y a quien debe servir por el amor de Dios que mora en ella. El Resucitado nos está recordando continuamente cual es nuestro destino, nuestra meta, la razón del esfuerzo y el empeño que nos  han de mover en nuestro  trabajo.
    La vuelta a la vida de Lázaro no es mas que un anticipo que nos ha de mover y animar a confesar a Jesús como el Señor, el Mesías, que es lo que hace Marta. Ya no  podemos decir  lo que le dijo esta hermana dolida y medio decepcionada: " Si hubieras estado aquí", porque el Señor está y lo sabemos.  Jesús nos dice lo mismo que le dijo a esta mujer  ¿" No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios"?
 Ver la gloria de Dios no es mas que contemplar a Jesús vivo, resucitado que ya antes ha pasado por la cruz y la entrega y la docilidad al Padre y al Espíritu en favor nuestro. Jesús resucitado  está por encima y mas allá de todo pecado, haciéndolos suyos y dándole al hombre la oportunidad, maravillosa oportunidad, de empezar de nuevo.
En realidad todos somos un poco la Samaritana  que busca agua , el ciego que busca luz y Lázaro que ha perdido la vida y en el fondo,  todos esperamos y deseamos que Cristo se acerque  a nuestro pozo, a nuestra ceguera, a nuestra tumba, - La iniciativa siempre es suya, es el quien se acerca- para que nos libere, nos de la vida  y entonces no tendremos vergüenza  ni necesidad de andar escondiendo lo que hemos sido o lo que hemos hecho, lo diremos a los cuatro vientos porque así también pregonamos la misericordia  y el amor con el que Dios nos ha tratado: "Me ha dicho todo lo que he hecho". "Solo se que antes no veía y ahora veo". "Lázaro, ven fuera". ( y Lázaro  salio de la tumba)
Desde esta experiencia  de salvación y solo desde ella, es desde donde podremos ser discípulos del maestro: con El y desde El, hemos saboreado la misericordia de Dios que no sólo es para nosotros sino para todo el que le busca con un corazón sincero. Esto no podemos esconderlo, hemos de sacarlo a la luz, anunciarlo a toda la gente.
¡¡Feliz día del Señor!! 

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