sábado, 18 de febrero de 2017

  "Un mal estructural y sistémico"

El escándalo de la corrupción

"El sistema neoliberal es corrupto en sí mismo: todos los bienes son privatizables"

Bernardo Pérez Andreo, 17 de febrero de 2017 a las 08:25

 

 Bernardo Pérez Andreo).- Según leemos en la prensa hoy, el actual ministro de Justicia, nada más y nada menos que el encargado por el presidente del Gobierno para administrar la justicia de España, ha dicho que la prevaricación no es corrupción

 Con estas palabras ha pretendido legitimar la decisión del gobierno de indultar a seis funcionarios del ayuntamiento de Rota que han sido condenados por la justicia por prevaricación.

Según el ministro de Justicia, prevaricar no es corrupción. Es evidente que este señor no puede ocupar ese cargo ni un minuto más, pues lo siguiente será que dar contratos a familiares sin concurso no es corrupción, o que aceptar un "incentivo" por tomar decisiones administrativas tampoco será corrupción.
La prevaricación, señor ministro, es el "delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario". Cuando se realiza "a sabiendas", siendo consciente, eso ya es corrupción. Se ha corrompido una realidad que debería ser prístina, inmaculada. Esa es la corrupción.
La corrupción no es solo sacar beneficio económico o de otra índole, es, en primer lugar, destruir un bien y convertirlo en un mal. Solo se puede corromper lo que es bueno, de ahí que la prevaricación sea, en sí misma, una corrupción en su más alto grado.
Quizás, si el señor ministro leyera La corrupción no se perdona. El pecado estructural en la Iglesia y en el mundo, PPC, Madrid 2017, se daría cuenta de la supina ignorancia que suponen sus palabras. O, y es lo que creo que en realidad hay detrás de esto, el acto corrupto de un gobierno que indulta a corruptos. Pues el gobierno es consciente, y por tanto indulta "a sabiendas", de que la prevaricación es corrupción.
El gran problema de la corrupción, y es lo que he intentado poner de manifiesto en el libro, es que la corrupción no es un problema personal, no es una cuestión de manzanas podridas, ni tan siquiera de que el cesto de las manzanas esté podrido. No, el problema de la corrupción es que es un mal estructural y sistémico. Es el sistema entero el que está corrompido, de ahí que las personas que están en él sean corruptas, a veces sin quererlo.
Tomado de Religion Digital

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