sábado, 17 de septiembre de 2016

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.
Luc.16,1-13
                   
     ¿ A QUIEN QUEREMOS SERVIR ?

En el texto del evangelio que se nos propone para este domingo Jesús sigue hablando a los discípulos sobre el tema del seguimiento  y si la semana pasada les hablaba de la necesidad de pararse a reflexionar para ver hasta donde  llegan nuestras fuerza - el hombre que quiere construir o el rey que va a la guerra- en  esta ocasión nos  habla de fidelidad, no se puede servir a dos señores les dirá y nos dice y sobre todo, cuando ese otro señor tiene tanto poder de seducción como es el dinero  que se cuela por todos los entresijos de nuestro cotidiano vivir.

 Con respecto a este otro señor del que nos advierte Jesús  hemos de  andar continuamente alerta y preguntándonos hasta donde  le estamos dejando entrar en nuestra vida con su  lisonjero poder y disfrazado de bienestar, el bien de los mios, la necesidad de... en fin, que está ahí y no podemos ignorar la forma que posee de atraparnos o embaucarnos con su brillo fugaz, con apariencia de  bienestar y solidez y que a todos de una forma u otra nos  encandila.
 La propuesta de Jesús va por la fidelidad, no nos dice que el dinero sea malo, de lo que nos advierte es de que no pongamos nuestro corazón en el dinero   buscando en el la salvación, cosa que no puede dar porque no la posee. Jesús sí nos invita a saber ganarnos amigos con el dinero, que viene y va, y una morada  no terrenal, sino eterna. 
A nivel personal y  eclesial  hemos de estar muy alerta con este tema: tener por tener no lleva a nada y  tener sin compartir es injusto y pecaminoso, es decir, nos aparta de los hombres, nos hace desconfiados  y también nos aparta de Dios.Es un pecado. 
 ¿ Que hacer? Ahí está la palabra y la vida del Maestro.
En la vida, tal como nos viene planteada, no podemos prescindir de su uso. Trabajamos para adquirirlo y sostener nuestra familia y satisfacer necesidades, eso es claro, lo que no podemos consentir es que cuando  ya nuestras necesidades están satisfechas, se convierta en algo  que nos robe el sueño y que se convierta en un diocesillo cada vez mas exigente e implacable. Eso tiene un nombre: idolatría
!!Feliz día del Señor¡¡

 

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