sábado, 14 de mayo de 2016

Papa Francisco en homilía en Santa Marta

CELEBRANDO PENTECOSTÉS REFLEXIONAMOS

«Nos hará bien reflexionar sobre lo que hace el Espíritu Santo en nuestras vidas y preguntarnos si nos ha enseñado el camino de la libertad”. El Espíritu Santo que está en mí, me empuja a salir fuera: ¿tengo miedo? ¿Cómo es mi valentía, la que me da el Espíritu Santo para salir de mí mismo, para testificar a Jesús?”. ¿Cómo va mi paciencia en las pruebas? Porque la paciencia también la da el Espíritu Santo»

El Espíritu Santo mueve la iglesia, pero para muchos cristianos hoy es un desconocido o “un prisionero de lujo”. Esta es la advertencia lanzada por el Pontífice en la homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Papa ha destacado que el Espíritu Santo nos hace cristianos “reales” no “virtuales” y ha exhortado a los fieles a dejarse empujar por Él que nos enseña un camino de libertad.

“El Espíritu Santo es el que mueve la Iglesia y es el que trabaja en la Iglesia, en nuestros corazones y es el que hace de cada cristiano una persona distinta a otra, pero de todos forma la unidad. Es el que lleva adelante, abre puertas y nos envía a dar testimonio de Jesús.

 El Espíritu Santo es “el protagonista de la Iglesia viva: es el que trabaja en la Iglesia”. El peligro, advirtió, “es cuando no vivimos esto, cuando no estamos a la altura de esta misión del Espíritu Santo, reducimos la fe a una moral, a una ética”. Nos limitamos a cumplir los Mandamientos y nada más: “Esto se puede hacer, esto no, hasta aquí sí, aquí no. De ahí a una casuística y a una moral fría”.

  La vida cristiana, afirmó Francisco, “no es una ética: es un encuentro con Jesucristo”. Es el propio Espíritu Santo que “me lleva a este encuentro con Jesucristo”.
“Pero nosotros, en nuestra vida, tenemos en nuestro corazón el Espíritu Santo como un prisionero de lujo: no dejamos que nos empuje, no dejamos que nos mueva. Hace todo, sabe todo, sabe recordarnos qué dice Jesús, sabe explicarnos las cosas de Jesús. Solo hay una cosa que el Espíritu Santo, no sabe hacer: Cristianos de salón. ¡Esto no lo sabe hacer! No sabe hacer ‘cristianos virtuales’ sino virtuosos. Él hace cristianos reales, Él toma la vida real, leyendo los signos de los tiempos y nos lleva adelante así. Es el gran prisionero de nuestro corazón. Decimos: ‘Es la Tercera Persona de la Trinidad y lo dejamos ahí’…”
 

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