sábado, 13 de febrero de 2016

A Pablo Iglesias

Pablo, no me molesta que hayas ido a la gala de los Premios Goya de smoking y a entrevistarte con el Rey sin corbata. No me disgusta que le hayas metido el miedo en el cuerpo al Ibex 35 y que, incluso, pongas nerviosa a la Troika.
 No me preocupa que te llamen populista porque busques el bien del pueblo. Y no está mal que le hayas bajado los humos a “La casta” y que saques de sus casillas a Eduardo Inda y a Francisco Marhuenda.
Pero, ¡cuidado! No me gusta tu sonrisa de suficiencia y tu actitud arrogante y prepotente (toma nota de Alberto Garzón). Y, por último, unos consejos. Nunca menosprecies el poder de tus enemigos. No dilapides la credibilidad y los votos que se te han concedido. La política no es un juego, o, mejor dicho, es un juego muy serio. Y no olvides que no es lo mismo predicar que dar trigo.Tienes la oportunidad de insuflar aire fresco en la política, no la desperdicies.

Pedro Serrano.
 Valladolid.


Don Quijote y Francisco 

 Estimo, aunque puedo estar equivocado, que Dios ha suscitado otro profeta; en muy poco tiempo se ha convertido en indiscutido líder mundial; menos en su casa, donde, no sólo le echan poca cuenta, sino que le ponen palos a las ruedas de sus utopías evangélicas; así se cumplen las Escrituras.

 
 Los de casa siguen aferrados a la seguridad del Derecho Canónico, a lo cúltico, a la ley y a la rutina; pero alejados de los pobres y huyendo del profetismo, que sueña con la justicia y denuncia las iniquidades; lógicamente, siguen creciendo las desigualdades, y no crece la justicia. El crecimiento de la justicia es la señal que debe acompañar a las verdaderas comunidades cristianas, como dice la Didajé.


Francisco intenta vivir como un pobre, come y vive con la gente e intenta llevar alegría a los pobres; denuncia las injusticias y se considera pecador. Irradia signos de verdadero profeta. Lloró y sintió vergüenza cuando lo de Lampedusa.
 Cada día, dicen, a primera hora, reza durante dos horas, quizás llorando, porque hace suyo el sufrimiento de los millones de menesterosos del mundo; y como un nuevo Quijote, en contra de los criterios mezquinos de instalados, licenciados, barberos y curas, anhela salir, como el señor Quijada…, que “no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que emendar, y abusos que mejorar y deudas que satisfacer… “
Porque Jesús, Don Quijote o cualquier amante de la justicia y de los pobres no puede… “estar en esta jaula, perezoso y cobarde, defraudando el socorro que podría dar a muchos menesterosos y necesitados que de mi ayuda y amparo deben tener a la hora de ahora precisa y extrema necesidad.”
Necesidad de ayuda misericordiosa, en el año de la Misericordia, porque a todos los humanos de buena voluntad y especialmente a los seguidores de Jesús y… “a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos que encuentran por los caminos van de aquella manera, o están en aquella angustia, por sus culpas o por sus gracias; sólo le toca ayudarles como a menesterosos, poniendo los ojos en sus penas y no en sus bellaquerías.”
 Antonio Romero Páez

 

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