sábado, 16 de enero de 2016

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

  ATENTOS A LAS NECESIDADES DE LOS  DEMÁS.
Jun.2,1-12

Iniciado el tiempo ordinario en donde iremos recorriendo  con Jesús los caminos de su tierra y su camino interior, nos encontramos en este domingo con su primer signo  en el evangelio de san Juan  y que ejecuta, nada mas y nada menos, que  en una boda en donde  el vino, la alegría, se acaba. El está presente con su madre  y sus discípulos.
 El texto, que nos lleva a Caná de Galilea, nos pone ante un Jesús que es invitado por su madre a mostrar su favor a esta familia que pasa por un apuro. Los  discípulos, testigos. 
Todo así de sencillo y sabido, pero el texto, como casi siempre sucede en el Evangelio de Juan, apunta a un mas allá que estamos invitados a descubrir y reflexionar. 
La boda a perdido alegría, falta el vino. La antigua alianza está  ya que no da mas de sí, la gran mayoría de los israelitas han perdido la confianza en Dios y muchos viven la fe por inercia.
   Jesús, desde la invitación que le hace su madre, la que no vive la fe por inercia, es capaz de hacer que no falte vino aportando uno  de   calidad dexcelente,según el maestre sala. La nueva alianza ya ha comenzado y parte de los que están invitados a la boda se alegran por ello.
Los discípulos, testigos de todo.  Serán los encargados, cuando llegue el momento, de repartir el vino nuevo de la Alianza Nueva inaugurada  ahora y sellada mas tarde por el Maestro.
 Así, también nosotros, la Iglesia, hoy invitada al banquete de la vida con el encargo del propio Maestro, Jesús, de  repartir el vino de la generosidad, de la alegría, que trae el reencuentro, el perdón y la misericordia de Dios, a todos los hombres y mujeres de todos los confines de la tierra.
  Invitados y llamados a estar atentos porque los hombres no pierdan el sentido  de su existencia, de su libertad, el sentido y la presencia de un Dios liberador que ama a todos por igual, que escucha y atiende  nuestros ruegos y nuestras necesidades.
  Una boda es siempre motivo de alegría. La razón:
 que se unen dos personas en el amor pero, junto con esas dos personas,  también se unen dos familias en el amor y en la presencia de Dios.  Alianza que  estamos llamados a  custodiar, a guardar de todo peligro, a vivirla con gozo y a renovarla cada día.
La Alianza que Jesús nos trae no se puede entender sino desde la comunión con Dios y con los hombres. Promesa de amor fiel entre el cielo y la tierra.
El hará que no falte el vino si nosotros, como María, sabemos estar atentos a las necesidades de lo hombres.
!!Buen día del Señor para todos¡¡

 





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