lunes, 7 de diciembre de 2015

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA


    A TIENTAS EN LA OSCURIDAD

Al inicio de este tiempo de Adviento nos encontramos con esta fiesta de la Virgen María que en este año es un auténtico regalo en doble sentido. Primero, por la  fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y todo lo que  hay en ella, por lo que nos aporta y nos dice del amor de Dios y segundo, porque es el día en que se abre el año Jubilar de la Misericordia.
 El Papa Francisco, con buen tino y acierto, ha querido escoger este día para su inicio.


  Con todo esto por delante y no sin confundir la Inmaculada Concepción de la Virgen María con la Encarnación, despertamos a la ternura y a la gracia misericordiosa  de Dios que  en virtud de los méritos de su Hijo Amado, prepara, escoge, a una de las nuestras  - " llena de gracia" la llama el ángel en la Anunciación -  para que sea digna madre del que nos trae la salvación, dándole nuestra carne, nuestra condición de hombres.
 Podemos pensar: " eso ya pasó. Eso, ya lo sabemos. Está bien y es un auténtico regalo de Dios"
 Pero, ahondemos un poco más en el tema, no lo despachemos a la ligera, hay en él algo muy importante que debemos descubrir, vivenciar y es, ni mas ni menos, darnos cuenta de  que Dios se nos sigue regalando y lo hace, en este adviento nuestro, que de por sí es tiempo de gracia, con el año Jubilar de la Misericordia en sus entrañas.
 Aquel proyecto de Dios no ha quedado atrás, en el olvido.  Hoy a nosotros,  nos toca  vivirlo como  misericordia, que ya lo era desde sus comienzos: la infinita misericordia de Dios que se resiste a dejar al hombre solo y perdido en los caminos del mundo, entre sus afanes, luchas ilusiones y fracasos.
Sigue estando ahí el Dios de la misericordia que  se mostró a nuestro padres en la fe y nos llama, nos toca, nos dice por medio de María ¡ Eh, que yo sigo estando junto a tí!
   El dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María fue declarado  por Pío IX con la bula "Ineffabilis Deus" en el año 1854.  Por esos años  estaba  en boga la filosofía naturalista
 que despreciaba toda verdad sobrenatural  y por tanto, todo lo que fuera la gracia como don de Dios.
Estamos en otros tiempos y otros son los problemas que preocupan al hombre : la guerra, el hambre, el terrorismo, el cambio climático, la salvaguarda de las fronteras, la política, la corrupción, la edad media de vida, la vivienda, etc,etc... 
¿Y Dios,  no aparece por ningún lado ? o ¿ quizá si que está y no terminamos de verlo con estos ojos tan cegados por lo humos contaminantes de nuestro coches y fábricas, del progreso?  ¿No será que Dios es también uno de los problemas para el hombre de hoy que, como tantos otros, no sabe como solucionar ?  Quizá necesitemos recuperar  la capacidad de pensar, la dimensión espiritual o la sensibilidad para lo gratuito. Lo cierto es que lo de la miesricordia, lo de la gracia, lo sobrenatural, lo de la vida eterna, lo de la salvación o condenación, quedan tan distantes, aún para los creyentes, que no terminamos de encajarlo en nuestro cotidiano vivir.
Ahí está nuestra tarea, este debe ser  nuestro esfuerzo y nuestro empeño: acercar al hombre de hoy  la dimensión gratuita y salvadora de Dios que no es otra mas que la gracia y será entonces cuando podrá captar, aceptar y celebrar, aunque no alcance a comprender, la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en toda su plenitud.
Lo que significa la gracia, la misericordia de Dios, su cercanía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario