P. Ignacio María Doñoro en el Hogar Nazaret ha rescatado a más de 470 “niños crucificados”, como Nicolás, abusado sexualmente

Cuando llegas al Hogar Nazaret en Puerto Maldonado, en Perú, la imagen del Pilar es lo primero que ves. Cuando llegan allí, los niños lo primero que ven es a su madre. Una imagen muy especial en un lugar muy especial. Allí se encuentra gracias al padre Ignacio María Doñoro, un capellán de la Guardia Civil Española que un buen día decidió dejarlo todo y ayudar a niños que sufren maltratos, que son esclavos y víctimas sexuales. Niños, que por no tener…no tienen ni identidad. Pasado un tiempo, allí se transforman, como sucedió con Nicolás utilizado para terribles abusos sexuales. 


-Fui a la casa con la intención de recoger a David. Vivía con su madre y cinco hermanos en una choza construida con cuatro palos y plástico. Sin luz ni agua, solo dos camastros y una cocina de carbón.
Detrás de unos tablones, asomó la cabeza Nicolás, de seis años. Su cara desfigurada por las úlceras de la leishmaniosis y extrema delgadez, me cautivaron, parecía escapado de un campo de concentración
Los dos hermanos vinieron al Hogar Nazaret. David se recuperó pronto y a los seis meses fue a vivir a casa de sus tíos.
Nicolás no sabía comer, ni hablar. Estaba en un continuo trastorno de pánico. Se expresaba solo con pequeños gritos. Con el tiempo me fui enterando qué había sucedido con el niño. Lo habían utilizado para terribles abusos sexuales, palizas, que a pesar de las denuncias presentadas, nunca habían alcanzado su fin. No le creían.
El celebrar la Santa Misa se convirtió en un problema. Sus episodios de miedos le impedían separase de mí. La solución fue ponerle de acólito. Le gustaba la música. Seguía el ritmo de las canciones religiosas con pies y manos.
Pasaron dos años. El Amor cambió por completo a Nicolás pero tan solo decía algunas palabras. Un día ocurrió el milagro. Mientras se duchaba comenzó a cantar. La afinación y vocalización eran perfectas. Sus notas agudas, la voz de tiple, alcanzaban tesituras mágicas.
A partir de aquel día nos impusimos una gimnasia vocal particular: había que controlar los músculos que intervienen en la producción de los sonidos, respiración, pronunciación... Yo tocaba la guitarra y él gozaba cantando y bailando.
Localizamos a su padre. Nicolás estaba con dengue y tenía afonía. Antes de irse con su padre a Cuzco, a pesar de la ronquera, quise tener un recuerdo de mi Niño Jesús que tan roto llegó a su Hogar Nazaret.
 improvisadamente grabamos los dos.
Otro niño atendido en el Hogar Nazaret es Tarek. Había sido utilizado para prácticas sadomasoquistas, dañado y abandonado. Tras cuatro meses en el Hogar Nazaret el agente y el psicólogo no daban crédito al cambio. Le preguntaron a Tarek si quería quedarse, o irse con ellos “a una casa más chévere”, su respuesta fue: “¿Quién me va a llevar al jardín de infancia cantando? Tengo que cuidar del padre Ignacio, los niños son muy traviesos”.
Son muchas las historias… la de María, la de Gian Carlos…
  Historias de rescate de niños…Niños que vuelven a ser niños gracias al padre Ignacio María Doñoro.

- ¿Qué hace un capellán de la Guardia Civil en un hogar de niños de Puerto Maldonado en Perú?
- (Se ríe) Eso digo yo, aunque se veía venir. Era una crónica ya anunciada. Desde hace bastantes años iba y venía a misiones creando casas de rescate e intentando hacer cosas. Prácticamente todas las cosas que hacía iban por este camino.
El cuartel de Intxaurrondo y después la Academia de Oficiales de la Guardia Civil eran destinos donde la emergencia misionera era muy importante, era parte de nuestra identidad.
Un día me di cuenta de que no se trataba de enviar dinero o de hacer acciones sino de compartir la suerte de los más necesitados. Vendí todo lo que tenía y aquí me vine con una imagen de la Virgen del Pilar.
- ¿Cuantos niños hay ahora en el Hogar Nazaret? ¿Quién ha sido el último en llegar?
- El último en llegar ha sido Andrés, que tiene dos añitos. Todos los niños que vienen al Hogar Nazaret lo hacen de manera transitoria. En estos cinco años han pasado por aquí 472 niños.
El Hogar Nazaret intenta recuperar a estos niños, dándoles los derechos que les han sido quitados. Cuando ya tienen una identidad, cuando ya no pueden traficar con ellos; cuando su salud ha mejorado; cuando están escolarizados y trabajando con la familia, (abuelos o tíos) es cuando se les devuelve. La familia es el lugar donde tienen que estar.
- Sólo hay que entrar en el Facebook del Padre Ignacio María Doñoro y ver las fotografías de los niños para entender cuál es la labor que allí realizan. Pero…cuando llegan no están así…¿Cómo es el rescate?
- Es una historia de valor y de coraje. Una historia donde participamos todos. Hay muchísima oración y después hay una acogida fantástica por parte de todos. Hacemos unos pequeños juegos para recibir el niño y luego…poquito a poco. La verdad es que no lo sé… No se cómo es el rescate.
Suena muy cursi, pero es un rescate de amor. Es el amor el que les va curando sus heridas. Es el encuentro con el otro, que quizá ha pasado por circunstancias parecidas o peores y que le ayuda a restar importancia a lo que ha sufrido.
Hay una palabra que aquí se repite mucho: resilencia. Lo que nos ha pasado es para que seamos mucho mejor personas. Es decir, el dolor y el sufrimiento es para superarnos y para que lo que nos ha ocurrido nos haga mucho más grandes.
- ¿Qué necesidades tenéis ahora? Sé que has tenido, a veces, la intención de tirar la toalla. ¡No lo hagas! ¿Cómo te podemos ayudar?
- Hay una página web: www.hogarnazaret.es. Allí hay una crowfunding, hay un número de cuenta y allí hay una serie de relatos donde uno podrá darse cuenta de la necesidad que tenemos. Creemos que lo nuestro es lo peor. Por ejemplo, en España se están pasando dificultades y es cierto. Esto no tiene nada que ver.
Hogar Nazaret es una respuesta real, una respuesta de amor. No es una casa para niños pobres, no es una casa donde haya necesidades. Son mucho más que pobres, es una extrema necesidad. Aquí hay pobreza material y espiritual. Los niños llegan rotos completamente rotos a la casa, en circunstancias terribles. En los relatos de la página web me quedo corto por ser prudente. Qué capacidad tienen estos niños de sufrir y de aguantar. Yo les llamo los “niños crucificados”.
- Estamos junto en pleno Sínodo de la Familia y yo creo que allí ves de primera mano lo que sucede cuando el sistema familiar es inexistente. Quienes lo pagan al final son los niños…
- Eso es. Es la familia la que va formando la personalidad y la que te va conformando en valores. Nosotros aquí lo que intentamos es formar una familia también. Hogar Nazaret es una familia que no ha nacido de la misma sangre pero que nace de una sangre mucho más fuerte que es la sangre de Cristo, del sueño de Dios.
Desde esta familia luego intentamos también ayudar a las familias. Es más difícil. Trabajar con el niño es fácil, trabajar con su familia es más complicado. Pero poco a poco esto va saliendo. Ya son más de 470 niños los que han pasado por aquí y son amigos. Hogar Nazaret es un milagro. Aquí han llegado niños casi moribundos y gracias a Dios ninguno ha fallecido.
- Y en todo esto…la Virgen del Pilar, cuya imagen está en la puerta, algo tendrá que ver, algo tendrá algo que decir…
- Todo. Todo. La Virgen para nosotros lo es todo. La casa está llena de Avemarías. Rezamos el Rosario juntos como familia que somos y es muy bonito y emotivo. Muchas veces llega gente a la casa y ve, con espontaneidad que los niños abrazan a la Virgen. Esto les llega al corazón. El que tenga problemas y dudas de fe que venga al Hogar Nazaret y compruebe la presencia de Dios entre nosotros.

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