sábado, 26 de septiembre de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.
Marc.9,37-42.44.46-47
 UNA PROPUESTA QUE NO DEJA IMPASIBLE

El texto del evangelio que se nos ofrece para este domingo nos puede llevar a pensar que el cielo va a ser una auténtica casa de discapacitados, porque al que no le falta un ojo le falta un pie y al que no le falta un brazo le falta la lengua o la oreja. Un auténtico desastre. Leer este texto  en una sociedad en donde el culto al cuerpo no se queda atrás resulta bastante sorprendete si no, chocante.
Por la propuesta que nos hace, parece como si el Señor nos quisiera mutilados.  
  Pero vamos a intentar entrar en el evangelio para poder comprender, porque si nos quedamos con una simple y llana lectura  no terminamos de salir del asombro provocado por la sorpresa y la incomprensión.

 La propuesta la origina el hecho de que  Juan observa que hay algunos que no son del grupo de Jesús y que actúan en su nombre, lo cual  el quiere impedir y la razón es " que no son de los nuestros".
Jesús sale al paso y aprovecha para instruirle sobre algo  esencial en lo que respecta a las actitudes que no podemos olvidar a la hora de anunciar el Reino de Dios.
 El Espíritu actúa en todo aquel que busca la verdad y que se acerca al hombre con misericordia, es lo primero que intenta decirles y pone, a un mismo nivel, el echar demonios en nombre de Jesús o dar un vaso de agua a uno de los que sí son de lo suyos. Nada va a quedar sin su recompensa, lo mismo que los que escandalizan, tampoco se van a quedar sin lo merecido por su acción. Aquí se trata de fidelidad en cualquier situación o evento de la vida. Hay que tener cuidado, nos advierte, porque Dios no es en exclusiva de nadie. Dios es para todos, por tanto si  ves que,  a la hora de contemplar como actúan los demás, se va apoderando de ti el cosquilleo de la envidia, del egoísmo, el deseo de eliminar al otro  porque te puede hacer o te hace sombra, es mejor que te cures . Jesús lo dice de forma tajante: arrancate el ojo, cortate la mano o el pie, ¿ Porque? porque están siendo un obstáculo en ti mismo para estar en Dios, para entrar en el Reino de Dios.
 En una invitación a estar alerta, a no dejarnos llevar. No tenemos derecho a  pensar que porque hayamos dicho si al Señor en determinado momento de nuestra vida, ya está todo hecho y que ya es solo y exclusivamente nuestro, que solo está de  nuestra parte y que nos asiste el derecho para de decir este si  y este optro no. Un grandísimo atrevimiento.
 Así, pensando así, obstaculizamos y limitamos la acción salvadora de Dios en el corazón de los hombres y sobre todo, en el  nuestro propio.   Es un poner obstáculos a sus acciones y a sus palabras, porque como pensamos que no son de los nuestros, pues tampoco son de Dios y sí que son de Dios, aunque a nosotros no nos guste o nos parezca un disparate. ¡¡Tenemos tanto que aprender!!
Que tengamos un buen y feliz día del Señor.
 

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