sábado, 6 de junio de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.

LA FIESTA DE JESÚS ENTRE LOS HOMBRES.

Este día que hoy celebramos  siempre me lleva a la infancia y a mi pueblo, donde se celebraba y celebra, con gran júbilo y alegría, esta fiesta que se preparaba  una semana antes yendo a buscar flores  para luego hacer las alfombras desde muy temprano.
 El tiempo implacable no para y ya soy mayor, pero el corazón sigue siendo niño y es inevitable y  en este caso, es bueno recordar.
  Ya, de mayor, me doy cuenta de que  aquella forma de celebrarlo estaba preparando, en cierto modo, lo que hoy  me viene por los derroteros de la vida.
 Hoy celebramos que el Señor  se nos queda en la Eucaristía para seguir siendo nuestro y, avanzando por este camino y escuchando a este Señor que celebramos entre nosotros, descubro y quiero vivir algo mas : Al Señor lo encontraré en la Eucaristía en la medida que sepa verlo en los que están a mi alrededor.
 Esto es lo  que nos dice Jesús en las bienaventuranzas y luego San Juan recalca en sus cartas cuando nos dice que nos podemos engañar si solo nos quedamos en el amor a Dios  y no lo materializamos, repartimos y buscamos entre los hermanos.
Cáritas sale a nuestro paso en esta celebración para refrescarnos la memoria y  nos recuerda este principio tan fundamental  en la vida del Cristiano que nos identifica, define  y afianza en la vida de Dios.

 Muchos de los que nos llamamos seguidores de Cristo  pensamos que esta solidaridad amorosa a la que somos invitados esta bien, pero tampoco hay que empeñarse mucho en ello, pensando que  para eso están las instituciones o los gobiernos que deben salir al paso de los necesitados, que eso no es cosa del todo nuestra y que siempre ha habido pobres.
 La realidad del Evangelio va por otro camino y , o nos enganchamos a ella, o nos quedamos fuera de toda posibilidad de participar en el Reino de Dios. Así de sencillo, de trascendente y no hay vuelta de hoja.
Es este un día para pararnos a pensar y dilucidar por donde andan nuestra opciones, que papel está jugando nuestra fe en ellas y si de verdad creemos en el Señor Jesús. Así que no podemos, ni debemos tener miedo de arrimar el hombro. Es a lo que Jesús nos invita si queremos ser sus amigos.
Hace unos días le oíamos decir: Vayan por el mundo y anuncien la Buena Noticia y nosotros, ya sabemos  que no consiste solo en decir a los hombres y mujeres, a los que mas sufren, hermano Dios te ama, ten paciencia. Eso puede sonar a insulto.
 No, y sabemos que no,  que ese anuncio del amor de Dios ha de ir acompañado de obras y cuando el estomago esta vacío y el hambre aprieta, la mejor noticia es  satisfacer esa necesidad y al par anunciar , como propuesta, que Dios les ama, que busquen a Dios, no como imposición, no, sino como propuesta que desde la libertad se aceptará o no.

 Sabemos además, que las necesidades de los hombres no se centran solo en los alimentos, que hay otras que también hay que satisfacer, que cubrir y son variopintas y múltiples, por tanto,  hemos de estar alertas, porque lo nuestro es lo mismo que lo del samaritano de la parábola, lo mismo que lo de Jesús, que no solo se nos queda como alimento, sino que además nos consuela, nos acompaña, nos  perdona, nos ofrece su amor, su compañía y pone a nuestra disposición su sabiduría para que nosotros podamos sacar la vida adelante con dignidad.
Esta fiesta de hoy corre el peligro de quedar solo en las alfombras,  y digo e invito que cuantos nos  arrodillemos sobre las calles para dejarlas llenas de flores y bien bonitas, hagamos el empeño de acordarnos de aquellos ante los cuales debemos arrodillarnos, para dejarlos bien hermosos y cuidados y que el Señor pueda llegar a sus vidas sin dificultad.
 Esa será la mayor  gloria que le podamos dar a Jesús en la Eucaristía, no solo en este día, sino todos los días de nuestra existencia. 
Feliz fiesta del Señor y de los hombres. 
 

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