sábado, 14 de marzo de 2015

MADRE CORAJE

 

Gaumet Florido

Pino Santana se desvive por su hijo. Le ha dedicado en cuerpo y alma los últimos 13 años de su vida. Aarón tiene parálisis cerebral y necesita de cuidados y de una atención permanente las 24 horas del día. Pero Pino trabaja y está sola, por eso lucha para que su hijo ingrese en una residencia.
Aarón, de 13 años, permanece ajeno a la conversación. Sentado en su silla de ruedas, sacude sin parar un juego de llaves para bebés. Detrás suyo, imponente, presidiendo el salón, un cuadro con cuatro fotos de estudio del niño por su primera comunión. Su madre, Pino, tiene un ojo en los papeles oficiales que le dan la razón y otro en Aarón. Siempre un ojo en Aarón. Así se pasa las 24 horas del día. Su niño sufre crisis epilépticas periódicas que la obligan a estar muy atenta.
Ahora está de baja. Lleva un mes en casa. Aarón sufrió un brote a mediados de febrero y los médicos le recetaron un mes de reposo. ¿La consecuencia? Pino, que es conductora de ambulancias, se tuvo que pedir la baja. El plazo se cumple este viernes y si Aarón pasa la revisión médica, el lunes podrá reincorporarse a la residencia de Siete Palmas, en la capital, en donde se queda de lunes a viernes. Gracias a eso Pino puede trabajar. Pero su problema llega cuando empiezan las vacaciones. Ni ella puede atender al niño ni tiene con quién dejarlo.
«Su padre renunció a él». «Mis padres son mayores, mis hermanos trabajan y el padre del niño sostuvo incluso ante una jueza que no podía ocuparse de Aarón porque tiene otra familia, hace dos años que no lo ve, así que no me puedo repartir con nadie», explica Pino, que lleva meses reclamando el ingreso de su hijo en un centro, público o privado, especializado. «Cuando llega el verano me veo obligada a gastarme un dineral para dejarlo en San Juan de Dios, así lo hice en 2014, y me costó casi 3.000 euros».
Pino no puede más. Su economía es limitada y no quiere descuidar a su hijo ni dejarlo desatendido, pero necesita de ayuda. No quiere dinero, quiere apoyo logístico. Cuenta con un informe pericial médico forense donde se especifica la «procedencia del internamiento» de Aarón en un centro especializado. Pero Pino se ha cansado de tocar en las puertas de Menores, del Gobierno canario y del Cabildo y «no han hecho otra cosa que pasarse la pelota unos a otros». Recurre a los medios porque no le queda otra. «Estoy desesperada».
 

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