sábado, 21 de febrero de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA.
 CICLO B.

MAS ALLÁ DEL DESIERTO

Iniciábamos el miércoles la Cuaresma con el rito penitencial de la imposición de la ceniza sobre nuestra frente como signo de que queremos convertirnos y  seguir los pasos del Maestro. Se nos dijo: "Conviertete y cree en el evangelio". 
En la Eucaristía de este fin de semana el evangelista San Marcos  nos presenta, como con mucha prisa, a Jesús iniciando el también su cuaresma particular, en el retiro,  en oración y en toma de decisiones. Pasa Marcos muy deprisa  por este episodio de la vida de Jesús pero no sin dejar de consignar  lo importante: La presencia del Espíritu que le lleva al desierto en donde, señala, se deja tentar por el demonio.
  O, dicho de otra forma,  deja que el demonio mida con El sus fuerzas para que descubra que no le va a vencer a lo largo del  proceso que se va a iniciar. Tampoco falta la presencia de la complasencia del Padre manifestada en los ángeles que le servían. Esto está dicho muy deprisa, en cuatro líneas.
  Da la impresión de que lo que le interesa a Marcos es subrayar otra cosa , nada mas y nada menos que  el tiempo cumplido con el anuncio  del Reino de Dios y que  necesita de la conversión de los hombres para que empiece a ser una realidad en lo cotidiano: " Convertíos y creed la Buena Noticia".
 Lo mismo se nos dijo a nosotros cuando iniciábamos la Cuaresma.
 A tener presente que  quien nos invita es el mismo Jesús que nos tiende la mano. Es el quien se dirige a nosotros, a todos y cada uno de nosotros, después de El mismo haber pasado  por la purificación del desierto hacia donde  Espíritu le llevo y acompaño para salir victorioso. Ese mismo Espíritu fue el que nos condujo hace días hasta el altar,  el que nos llevo a inclinar la cabeza para que fuera manchada  con la ceniza de la penitencia, la oración y la limosna, el mismo que mueve nuestros buenos deseos y acciones  cuando compartimos con los demás, el mismo que nos fortalece frente al mal y el pecado que nos apartan de Dios y de los otros.
 La cuaresma no es ni mas ni menos que ese deseo   de conversión desplegado en nuestra existencia  con la ayuda del Padre  y con nuestro querer  acercanos a El.

 Lo nuestro es no dejarnos  engañar por el mal y menos seducir  por la idea  de que  somos  los mejores y no necesitamos a nadie. Cristo necesito que los ángeles le sirvieran y le consolaran  desde ese servicio . Dejemos pues que  el Espíritu nos conduzca, que los ángeles nos consuelen y sirvan y que la bondad de Dios  replete nuestra vida, nuestro corazón, entonces el maligno no tendrá nada que hacer a nuestro alrededor, porque  no tiene fuerza para vencer el amor de Dios que nos acompaña. Cuaresma : tiempo de comunión con el Dios Trinitario y desde la cual la creación entera se pone a nuestro servicio para  que nosotros  podamos anunciar  que el tiempo es cumplido, que las promesas está esperando ser aceptadas, por todos los hombres de buena voluntad, que Dios es fiel. 


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