sábado, 7 de febrero de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

 EL PELIGRO DE HACER EL BIEN.

 Asistimos, en el texto de hoy, a un día en la vida de Jesús que se inicia en la  sinagoga y concluye al alba del día siguiente dejando Cafarnaúm, a pesar de que la gente le busca porque  es que hay que anunciar la buena noticia en otros sitios.
Es este un texto lleno de sugerencia y de guiños que trataremos de ir descubriendo. Jesús sale de la sinagoga donde  se reunen a  rezar los judíos piadosos que cumplen así lo establecido por la ley de Moisés - antigua Alianza -  y se va a casa- recordemos que la casa bien puede simbolizar la Iglesia- de Pedro, donde alguien, su suegra, mujer mayor y por tanto enraizada en la antigua alianza, esta enferma y a la que El cura en sábado. La pone  en pié y  hábil para ejercer su función. Jesús no la desecha por ser mayor y puesto que aún puede y debe prestar servicio no  se conforma con consolarla, sino que la coge de la mano y la cura. La antigua alianza en el corazón de la nueva: Iglesia. Aquella no puede ni debe ser despreciada, es fundamental para que la nueva pueda caminar, pueda ser entendida y valorada y esta debe acogerla con respeto y cariño, como se merece.

Cae la tarde del sábado y las sombras empiezan apoderarse de todo. El precepto junto con la oscuridad impiden trabajar, hacer nada. Jesús sana, libera, desata a los enfermos  y poseídos desde la  nueva casa, que ya no está sometida a las normas de la antigua alianza la cual pide a gritos ser renovada. El enemigo está al hacecho y por ahora no se atreve a actuar, espera momento y ocasión oportunos para hacerlo y lo hará,  precisamente allí donde  el culto al Dios de los padres ha de ser liberador: el corazón del hombre y en el corazón del pueblo: Jerusalén.
 Jesús se percata de todo lo que ocurre, sabe  del alcance que tiene y  lo que significa para muchos que le ven y oyen y siente  la necesidad de estar en comunión con el Padre.
Sabe que esos momentos de gloria que la gente le ofrece  es cosa que pasará pronto y que conducen  nada mas que a la posibilidad de  que la obra que ha iniciado se deteriore.
 El no puede abandonarse en el empeño de fidelidad y entrega a la voluntad del que le ha enviado.
  De madrugada se va a orar, necesita orar, necesita reforzar su espíritu en el amor  del Padre.
Le van a buscar y de nuevo, de forma  ingenua y  lógica, aparece la tentación en ese "todo el mundo te busca". Esto suena a aquello de  "Adórame y todo será tuyo".  
La respuesta decidida que reciben los que le vienen buscando, puede sonar  a desprecio. Pero no,  está en sintonía con algo que va mas allá. Está  en sintonía con dejar en libertad a los hombres a la hora de optar por Dios o no, a la hora de ser libres. A estos ya se les ha anunciado la Buena Nueva con palabra y con signos, ahora son ellos los que han de responder a esa llamada. No  consiente, ni quiere que la gente por su culpa, caiga en el fanatismo del Dios curandero y que  está para  satisfacer nuestras apetencias pasajeras sin que nosotros nos planteemos algo mas serio  y profundo que nos lleve a transformar nuestra existencia. No tomarse en serio a Dios y la misión que le ha sido encomendada, sería hacerle el juego a los demonios a los que por ahora tiene controlados.
Por eso  la respuesta: " Vámonos  a otra parte,  a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido" , no podía ser otra mas que esa.
 Feliz día del Señor.

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