sábado, 22 de noviembre de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

ULTIMO DOMINGO ORDINARIO. CICLO A.
  JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.
 El texto del evangelio de esta semana con la que termina el tiempo ordinario celebrando la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, nos sitúa en el momento  de la segunda venida de nuestro Señor. Abre así una gran puerta al futuro y a la esperanza  en  los que creemos y nos consideramos suyos, al mismo tiempo que  nos recuerda que el Señor vendrá y va a pedir cuentas.
  Esas cuentas van a versar sobre si hemos administrado algo tan sencillo y cotidiano como son nuestras  relaciones, seguidores suyos, por tanto discípulos del amor, con los otros, con los que creen y con los que no. Si hemos sido buenos administradores del amor.
Mateo nos engarza la segunda venida del Señor Jesús con las bienaventuranzas, que ya en el capítulo cinco de su evangelio nos da el Señor, invitándonos a hacerlas nuestras. Ese será el tema, el gran tema  que se pondrá sobre el tapete y que permitirá  saber si de verdad estamos con el Maestro o no. 
 Entender que esto tiene dos vertientes en fidelidad: hacia dentro de la Iglesia: fidelidad a su Señor y hacia fuera de la Iglesia: fidelidad a su Señor en los hermanos, con los que el se identifica, sin tener  en cuenta ni raza, ni color, ni credo. El vino para rescatar a todos y esa obra suya a nosotros nos toca darla a conocer desde la misericordia cercana y solidaria. Seguir recordando y haciendo visible que Dios ama al hombre, a todo hombre.
 Ese " porque tuve hambre y me dieron de comer" y todo lo que le sigue, tiene que ver con todos nosotros y con todo el que pasando necesidad se  nos acerque aunque no comparta nuestra creencia en Jesús. Se trata de aceptar al otro, simple y llanamente eso y de ayudar en la necesidad, sin derecho al reproche inquisitivo  y mucho menos, a
escudriñar en el corazón del vencido por la vida.
Es así como nosotros participamos del Reinado de nuestro Maestro, así como el Universo entero le irá, cada vez mas, aceptando  como Rey, no un rey cualquiera, sino como el Rey que reina desde el amor  a los suyos y desde los suyos llega a los demás y se expande por toda la creación  que es obra de sus manos.
 Cristo es Rey porque convierte su vida en testimonio fiel transparentando la Verdad de Dios. Con El reina todo el que escucha y sigue la Verdad que interpela el corazón, el amor. El es  la única Norma de nuestra realización personal y colectiva.
 Feliz día del Señor.

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