sábado, 21 de junio de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

 DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

ESTA PRESENCIA SUYA
 El texto del Evangelio de este domingo en el que celebramos la fiesta del Corpus Cristi, termina con esta frase: " Este es el pan que ha bajado del cielo;...el que come de este pan vivirá para siempre".
Este es el don, esta es la promesa. Eso es lo que celebramos en este día. Presencia real de Jesús en la Eucaristía para nuestra salvación.
 En nuestra mente se agolpan montones de sensaciones, experiencias y recuerdos de tiempos pasados que, como caballos galopantes, vienen a  nuestro presente. Pero ya no somos ni los niños ni los jóvenes que fuimos,  hemos crecido, los años han pasado y nos hemos ido haciendo mas maduros en todos los aspectos  de nuestra vida, también lo hemos hecho, se supone, en el tema de la fe. Ahora somos conscientes, o por lo menos deberíamos serlo, de lo que esta fiesta significa y debe suponer en nuestro vivir cotidiano.
No obstante, pienso que no está mal reflexionar sobre el tema. La fiesta de hoy es una buena ocasión para ello porque da la casualidad de  que
esa presencia real de Jesús en la Eucaristía ¿no es verdad que muchos de nosotros, cuando la celebramos o cuando  nos  acercarnos a pedirle en la comunión o en ese saber que esta en el Sagrario, no lo valoramos según se merece y  corremos el peligro de vivirlo a la ligera, de forma un tanto superficial, llegando a perder la dimensión real de lo que significa? 
 Nos acecha  el peligro de  la rutina, como si  El no estuviera presente y, a veces, la falta de respeto es patente. Y el si  está. 

 La Eucaristía es el mayor tesoro que tenemos. El mismo Jesús cumpliendo su promesa se queda  con nosotros como alimento  que da la vida. No podemos bajar bandera  ante esta realidad que confesamos y que hemos de tener presente pues si nosotros,los que comulgamos, los que  le reconocemos en el sacramento, no lo respetamos como es debido y se merece, los que no  crean tampoco lo van a respetar, y hasta se van a reír de nosotros... Si nosotros no le hacemos caso, ellos mucho menos. Esto es así y todos de alguna forma u otra lo sabemos.
 Celebramos pues el Sacramento del Cuerpo de Cristo, la presencia real de Cristo entre nosotros, con  devoción, respeto y alegría y no como aquellos a los que  les da todo igual porque, o no tienen fe  o no lo han descubierto.
Es desde ahí y solo desde ahí, desde donde  aprendemos a valorar  y a comprender la Adoración Eucarística.  Eso otro de que somos Cuerpo del Señor, porque  habita entre nosotros, con nosotro.  La dimensión Caritativa de la Iglesia, Cáritas,  que no podemos eludir porque entonces estaríamos dando la espalda a Nuestro Señor, y tantas otras cosas mas.
Feliz día  del Señor.

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