sábado, 2 de noviembre de 2013

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO , CICLO C.

DOS MIRADAS Y UN DESEO.
Hoy el texto del Evangelio de San Lucas nos lleva hasta Jericó, la ciudad mas antigua del mundo según los eruditos. Jericó está  ya en pleno desierto, es un oasis en medio de las arenas calientes e inhóspitas. 



Hasta allí lega Jesús y  es en ese lugar donde vive un hombre que quiere verle, pero su estatura y  la aglomeración  de la gente, que provoca la novedad de la llegada de Jesús, hace que el no pueda satisfacer su deseo y  ni corto ni perezoso, se adelanta en el camino y  se sube a una higuera, tiene que pasar por allí y  no  quiere perder la ocasión.  Este hombre  no es un curioso mas, hay algo  que le impulsa a romper con miedos, burlas de la gente y decires. Jesús, que no se le escapa una, cuando llega bajo la higuera se detiene y se invita a ir a la casa de este publicano.
 De entre todos  los que  rodean a Jesús, Zaqueo es  el único que  ha manifestado  sincero  deseo de  conocerle. Jesús sabe que este hombre bajito e insatisfecho, anda buscando sentido a su vida.  Tampoco el deja  pasar la ocasión.
  No le  importa los comentarios de escándalo que  entre la gente se suscita, lo importante es que hay alguien que busca a Dios y El no se  lo niega.
 Lo cierto es que Zaqueo era sincero, quería  conocer a Jesús. Aquí hay alguien que busca la verdad y hay que  darle la oportunidad de que la encuentre.
Dos miradas, la de Zaqueo que no alcanza a ver y que busca la forma de hacerlo y la de Jesús que  abiertamente le mira, le habla y se  invita a sentarse a su mesa. La reacción de Zaqueo  va a ser la del que alcanza lo que andaba buscando. Encuentra y se encuentra con sigo mismo y  empieza una nueva vida: desde hoy  restituiré lo robado, repartiré lo que he adquirido de forma inadecuada y Dios será toda mi riqueza.
 El encuentro con Jesús, el estar sentados a la misma mesa y  en su propia casa, en su propio terreno, provoca el despojo de todo lo que le impide sentirse amado por Dios. Recobra todo lo perdido, se recobra a sí mismo. Recobra...el sentido de su vida.
FELIZ DÍA DEL SEÑOR.

  

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