sábado, 7 de septiembre de 2013

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO .CICLO C.

 AL BUEN ENTENDEDOR...
Nos dice el texto del evangelio de este domingo que mucha gente acompaña a Jesús y El les habla.
Se da cuenta de que  necesita ponerles las cosas  en claro para que no se lleven a engaño ya que no se trata de acompañar a un líder que está de moda o a alguien que tiene cierto carisma. El asunto es más serio. Por eso les habla, para que reflexionen.
 Y les propone las condiciones que exige el seguirle.  No se anda con rodeos. Ser discípulo suyo significa dejarlo todo. Pone el dedo en la llaga cuando habla de aquello que es tan íntimo y necesario en la vida de la persona como es el amor a los padres, a la familia  y  además, invita a cargar con la cruz que seguirle va a significar, no por el hecho de seguirle, sino por lo que el seguimiento va a acarrear de incomprensión, de crítica y de tantas otras cosas que van a sobrevenir por esta causa.
Por eso invita a pensárselo. Esta en juego la vida y la determinación de hacer un camino muy concreto.
El texto termina con  una condición: "el que  no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo
 mío"
No se lo que pensaran ustedes, pero esto es muy exigente y de verdad que uno, si se para a pensarlo, se asusta y  entran ganas de  echarse atrás. Renunciar a todo, ¡¡e incluso a sí mismo!! 
En el fondo hay una invitación  de abandono absoluto en las manos del Padre, no puede ser de otra manera. Es como Jesús vive.Esa es su enseñanza, no solo verbal, sino también  la de su estilo de vida cotidiana.
 No valen las componendas, es una invitación a la radicalidad de la Buena Noticia. Es una llamada, por otro lado, de atención a la gente  y a los  que ya han decidido estar con El, a no  engañarse. Es una invitación, dicho en otras palabra a poner toda la carne en el asador, sin esperar otra recompensa que la que esperaba El mismo: que el Padre sea reconocido como el que ama y está  al lado del hombre en todo y para todo. Es  una invitación a dejar espacio total y absoluto a Dios en nuestra vida  para que pueda seguir actuando en favor de los demás
Es la conciencia de que estamos en sus manos y el fin definitivo y último, allí donde el hombre  encuentra la alegría, es el mismo Dios Padre de todas las criaturas.
Es la lección que no puede olvidar la Iglesia a todos los niveles, desde el papa para abajo, y desde el mas pobre y sencillo seguidor de Jesús hacia arriba. El que quiera ser su discípulo no puede olvidar esto y debe caminar por ahí, debemos caminar por ahí. ¿ Solos?  ¿ Sin amparo del ningún tipo?  ¿ Al descampado afectivo  y familiar ? 
La invitación es para lo que  quieran estar con El y es ahí donde esta la clave.
 No vamos  a estar solos, no vamos a estar al descubierto afectivo y social, El nos acompaña: " el que quiera venirse conmigo", es como empieza el texto y esa es la cuestión: Estar con el, para desde El y con El , transformar nuestro corazón, el mundo y la vida de los hombres y,  no muy lejos, por ahí, anda lo del Reino de Dios. .
Es una aventura exigente, pero al mismo tiempo apasionante,  y por eso nos advierte que no  debemos optar por ella a tontas y locas, sin pararnos a pensar si estamos dispuestos a todo lo que conlleva.
Esto no podemos olvidarlo ninguno  de los que nos llamamos seguidores suyos y hemos de estar al tanto para que en nuestra vida ese sea el camino. El objetivo: Estar con El que no es solo un estar a su lado físicamente, sino también y sobre todo, desde la voluntad y el intelecto que luego han de traducirse en un estilo de vida concreto, el suyo.
FELIZ DÍA DEL SEÑOR.

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