sábado, 6 de julio de 2013

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

UNA CLAVE PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN.

El texto del evangelio de este Domingo es un tanto desconcertante, pues de pronto nos encontramos a Jesús que envía a otros setenta y dos a anunciar el Reino de Dios allí por donde pensaba ir él.
Estos setenta y dos no sabemos de dónde han salido y son anónimos, pues en ningún momento se habla de una llamada anterior, como sucedió con los Doce a la orilla del lago en Cafarnaún.
Lo cierto es que Jesús les envía y les da instrucciones de cómo deben hacer y cuál ha de ser su comportamiento. A la vuelta le cuentan al Maestro lo que ha sucedido y cómo el demonio era vencido. Indudablemente es un texto desconcertante, con ribetes de futuro y apocalípticos y creo que es por ahí por donde debe ir la reflexión: tratando de ver en este envío a toda la Iglesia, que ha de ser misionera. 
Seguir a Jesús implica radicalmente vivir y anunciar el evangelio, de eso no nos cabe duda. Seguir a Jesús, supone llevar la noticia a donde está la gente para que luego él pueda ser recibido y aceptado como el Señor, como el que salva. Esa es la misión de la Iglesia. Esa es nuestra misión y es por ahí por donde debe ir nuestra reflexión de hoy.
Pero el tema no está solamente en seguir a Jesús, el tema del texto más bien está en  ser dóciles al envío. Jesús les envía y ellos obedecen. Esa es la clave.
Nos tendríamos nosotros que preguntar hoy: ¿a dónde nos envía Jesús y para qué nos envía? 
Seguramente que muchos de los problemas que tenemos a la hora de la misión y de evangelizar quedarían zanjados, porque ya no va a depender sólo de nosotros, del cómo y del cuándo, sino que entra en juego alguien mucho más importante que no es una idea, que es una persona, que es el mismo Maestro que envió a aquellos setenta y dos, y nos siguen enviando a nosotros hoy y allí a donde él piensa y quiere llegar. En la medida que estemos unidos al Maestro y seamos dóciles a su Palabra y sus sugerencias, en esa medida los hombres reconocerán a Dios como Padre y a Jesús como el Señor que salva.
Porque ¿qué es sino eso de evangelizar?
Feliz día del Señor.

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