jueves, 4 de julio de 2013

NO SÉ SI SOY UN BICHO RARO.

Me encuentro disfrutando de los primeros días de mis vacaciones anuales. Estoy en el campo.Por la mañana, desde muy temprano, me dedico a leer durante una hora u hora y media mientras esperó que amanezca.Me fumo mi cigarrillo, me tomo mi café y pienso.
Leo, leo sin prisa y disfrutando de la lectura. Leo  los libros que a lo largo del curso no he podido nada más que mirar  la portada. Sobre la mesa en pila, son unos seis o siete, siete para ser más concreto. Hay de todo un poco, pero ganan los de teología como no podía ser de otra forma.

En cuanto amanece, me pongo mi ropa de faena , cojo mi hazada y me voy a la huerta en donde voy mimando lo que he ido plantando: Los tomates, las calabacearas, las cebollas, las coles, los pimientos, el peregil, el  orégano, el cilantro, etc,etc.
De vez en cuando, en el transcurso de la faena cuando el calor va apretando, me paro, me limpio el sudor , miro al cielo, contemplo lo que me rodea y digo por lo bajini: ¡gracias, Dios mío!
No se si soy un bicho raro o que. No lo se. Si que se que me siento tan a gusto, tan lleno, que no cambio mi huerta y lo que en ella disfruto, por ningún hotel del mundo, por ningún viaje maravilloso y por ninguna playa paradisiaca de esas de las fotos que aparecen en las revistas que promocionan viajes a no sé que paraiso al otro lado del mundo. Yo ya estoy en el paraíso y cerca de Dios.





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