"Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, le siguieron". Es como termina el texto del evangelio que se nos ofrece en este domingo en las Eucaristías. Pero, ¿que fue lo que paso para que estos hombres con oficio y beneficio, lo dejaran todo y le siguieran? ¿Qué fue lo que les llevo a dar tal vuelco en sus vidas?
No fue una cosa, sino una persona: Jesús. Y un signo o señal de que el estaba con Dios y ante las señales de Dios hay hombres que sí se resisten, pero otros no. Otros, como hicieron estos y tantos mas, lo dejan todo y le siguen, porque han descubierto a aquel que les ha dado signos y motivos para vivir y para encontrar una razón que va mas allá de lo cotidiano, para la lucha y la brega de cada día. Pedro se ve, digamos que forzado, a olvidarse de toda su sabiduría como pescador y hacer los que el Maestro le dice, por que tu lo dices, por eso lo hago, pero la experiencia me ha enseñado que no,que eso no es así, que en pleno día no hay quien coja un pescado en estas aguas, pero si tu dices que sí, así lo haré, y lo hizo y contra toda presunción resulto una pesca fantástica y fuera de lo normal. Menuda lección ( La palabra del Señor es capaz de que todo aquello que parece imposible o una locura, sea posible siempre que lo que hagamos lo hagamos porque el Señor lo dice, en su nombre, aunque no lo tengamos claro del todo).
Hay otra cosa y es que este acontecimiento lleva a Pedro a perder toda tipo de vergüenza y respeto humano y no le importa, delante de todo el mundo, arrojarse a los pies de Jesús reconociendo que el es un pecador y por tanto no es digno de estar cerca del Maestro. El temor le sobrecogió. No vengas a mi Señor: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador"
La respuesta a este deseo de Pedro, de, como dicen los jóvenes hoy, descoloque total, ante lo que había vivido y con quien lo había vivido es otra , totalmente otra. Por eso, precisamente por eso, porque eres capaz de reconocer, porque eres capaz de vivir la cercanía de Dios y descubrirle en el acontecer, en la historia, en lo cotidiano, en la vida de la gente, por eso y mas, se le dice y propone: "No temas: desde ahora serás pescador de hombres"
Fuera miedos y arriba la confianza en la palabra de aquel que envía. Lo nuestro no es anunciarnos a nosotros mismos, nuestra palabra debe ser la suya, la palabra de El, de este Jesús que se ha venido, como el que no quiere la cosa, a nuestra vida y nos ha cautivado y nos ha robado en corazón de forma tan natural y sencilla que no le podemos resistir, porque todo intento se viene a los suelos y por eso, nosotros, igual que aquellos otros, dejándolo todo, le seguimos.
Feliz día del Señor.
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