sábado, 23 de febrero de 2013

DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA. CICLO C.

 " SE CAÍAN DE SUEÑO"
 Nos encontramos en el texto de este domingo a Jesús que sube a la montaña con alguno de los suyos, para orar. Una constante en su vida: la oración que lleva a estar en plenitud de relación con el Padre y con la misión que le ha sido encomendada.  
Esta oración le prepara para lo que sucederá en Jerusalén y que el ya veía venir.

 Los otros se caían de sueño.  Casi siempre que Jesús se retira a orar con algunos de los suyos, estos se caen de sueño o se quedan dormidos.
La gloria que se manifiesta en ese momento les espabila y quieren retenerlo haciendo tres tiendas, que nos recuerdan los años del desierto. Pedro sin saberlo,quiere permanecer en el Antiguo Testamento.
 Aún no ha descubierto la novedad de Jesús. Se hace necesario el momento cumbre de la revelación por parte del Padre de escuchar a éste su hijo, el escogido y cuando eso suceda, se les dara a entender que en Jesús  toda la profecía y toda la ley encuentran cumplimiento y superación  y que ese cumplimiento será ratificado en lo que sucederá en Jerusalén, en otro monte, en el Calvario, al que todo el pueblo puede acceder. Por tanto, no cabe ni retener el momento, ni quedarse en el lugar, hay que dar cumplimiento a ese deseo del Padre de reunirlos de nuevo  todos. Hay que acudir a Jerusalén, donde Jesús dará el testimonio definitivo de que Dios esta con el, con una nueva alianza que da origen a un nuevo pueblo regenerado por su entrega definitiva  y que  los reune de nuevo a todos  en torno a el  - la cruz como señal y signo del sello de la Nueva alianza-  perdonando y disculpando
  Por un lado Jesús asepta la consecuencia a la que le lleva la misión y por el otro, a los que están con El,  se les facilita comprender la novedad de la irrupción de Dios en la historia que se manifiesta en este Hijo escogido.
 Este Hijo de Dios ya confesado por Pedro en Cesarea no busca la gloria fácil o el simple reconocimiento. Busca cumplir la voluntad del Padre y eso, ellos deben aceptarlo, deben entender que tiene que ser así.
  De nuevo nos encontramos con la iniciativa de Dios  con respecto al  reconocimiento de su Hijo, dado, mostrado e identificado, como el escogido y al que hay que escuchar. Es en el y solo en el, en quien Dios se revela, se manifiesta y puede ser conocido.
 En la medida que ellos acepten lo que en ese momento se manifiesta , en esa medida, podrán anunciar la misericordia, el perdón, la salvación y el amor de Dios, cuando les toque hacerlo, cuando sean enviados para ello.
Feliz día del Señor

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