domingo, 23 de diciembre de 2012

LA OTRA CARA DE LA NAVIDAD


Por Mary Sánchez
 Los humanos vivimos muchas veces inmersos en nuestros propios problemas, de tal modo que llegamos a olvidarnos de que existe otro mundo, otra gente que sufren tanto o más que nosotros.

De vez en cuando la televisión, tantas veces criticada y denostada, tiene alguna parte que no es tan mala. Que nos hace ver, y conocer, aquello que están viviendo y sufriendo unos seres que, como nosotros, son de carne y hueso.
Hace unos pocos días disfrutaba de un rato de televisión y, siguiendo esa costumbre que todos tenemos de hacer zapping, me encontré con un documental.

En él se relataba de qué manera tan inhumana se ganan la vida miles de personas en diferentes países. Se hablaba, en este caso, de: Nicaragua, la India, Perú, Uruguay etc. El único medio que tienen para subsistir es, buscar y rebuscar entre las enormes montañas de basura, todo lo que pueden vender para luego ser reciclado: plástico, cristal, cartón o cualquier otra cosa de la que logren sacar un poco de dinero, que apenas les da para comer.


Su jornada comienza al amanecer, cuando los camiones de basura, van haciendo su entrada con la “mercancía”. En ese momento se produce una estampida humana para ser los primeros en llegar hasta él. Corren por las montañas de inmundicia y porquería, sin tener en cuenta que sus pies se entierran entre latas, jeringuillas, excrementos y todo lo más desagradable que podamos imaginar.

Pero, lo triste, es que no sólo corren para apropiarse de algo material con lo que poder sacar una mísera cantidad de dinero. Su carrera vertiginosa tiene otro motivo aun mayor, es el poder atrapar algo comestible con lo que saciar el hambre ya, que esos camiones, recogen los restos de comidas que se tiran en los restaurantes de las grandes ciudades.

Sobrecoge ver la lucha de unos niños que se enfrentan, por un pedazo de pollo o un mendrugo de pan duro, a todo tipo de animales que por allí pululan.

Ver tanta miseria me hizo sentir mal, por las veces que, “en este primer mundo” hacemos ascos a un trozo de pan duro.  Me sentí mal  al ver a aquellos niños que, sucios y harapientos, no saben lo que es un colegio, ni que llega la Navidad, los reyes magos o papá Noel. Desconocen cuál es el último modelo de teléfono móvil y desconocen cual es el último número de  la playstation. Para ellos la Navidad tiene otra cara y no es muy agradable.

Estimados lectores aunque, el artículo de esta semana no es muy alegre, deseo que ustedes sean felices, que la paz y el amor reinen en vuestras vidas y sobre todo les deseo mucha salud a todos.
Feliz Navidad y próspero año nuevo‏.



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