EL PAÑUELO.
Por María Sánchez.
A las mujeres, lo
mismo que a los hombres nos gusta usar complementos que ayuden a resaltar la
ropa que vestimos. Puede ser un broche en la solapa de una chaqueta, un collar
o un pañuelo. Éstos han proliferado bastante en los últimos años, llegando a
ser un complemento casi imprescindible en los días de invierno.
Los hombres que, también se han subido al carro de la moda, poco a poco han adoptando esta prenda, que a
la par que cómoda, es elegante y juvenil.
Cierto es que de aquellos pañuelos que usaban nuestras
madres y abuelas a los que vemos hoy en día hay casi un abismo. Los que se llevan en esta época son de
colores variados y tejidos suaves con los que podemos combinar la ropa que en ese
momento llevemos puesta.
Existen diferentes tamaños y formas. Los más usados son los
alargados (tipo fular) que, más que en la cabeza, llevamos al cuello para
protegernos del frío.
Los primeros que se conocieron eran pequeños y cuadrados que
se guardaban doblados en el bolsillo. Se usaban para el aseo personal, sonarse
la nariz o limpiarse el sudor. En Oriente los agricultores los usaban de lino
para, puestos en la cabeza, protegerse del sol. Tal y como hemos visto tantas
veces, a nuestros agricultores y albañiles.
En Europa lo adoptaron las damas de clase alta, como señal
de elegancia y distinción, siendo elaborados de diferentes géneros y atractivos
colores.
El pañuelo, aparte de ornamento, puede usarse como identificación de un acto
cultural o festivo. Recordemos los pañuelos rojos en las fiestas de San Fermín,
el Cachirulo en las del Pilar, el blanco con el que juegan los niños o el que
en las corridas de toros usa el presidente para los cambios de tercios,
conceder la oreja etc. En Argentina lo usan para bailar la zamba y en Chile la cueca.
No podemos olvidarnos de el pañuelo negro de luto aquel que
llevaban nuestras madres y abuelas cuando, desgraciadamente, fallecía un ser
querido. Lo simpático en este caso es que la
mujer era la que vestía de luto riguroso tanto si el difunto era de su
familia o de su marido. Éste cumplía con
llevar una faja en la manga de la chaqueta o un botón en el ojal de la misma.
Por suerte esto del luto ha pasado a la historia.
Y ya que de historia hablamos conozcamos la que nos ocupa
hoy (El pañuelo)
Nos equivocamos de pleno si nos atrevemos a pensar que, esta
prenda hace sólo unos años que la usamos, nada más lejos de la realidad. Por lo
que nos cuentan ya existían desde el siglo II aC ¡Casi nada! Pero fueron los
italianos los que lo pusieron en moda en el siglo XV. Se distinguían dos tipos
de pañuelos: el de la nariz, que se guardaba en el bolsillo y el que se usaba
para limpiarse el sudor de la cara el cual se llevaba en la mano.
Esta moda apasionó a los franceses que la acogieron en el
siglo XVI convirtiéndola en complemento indispensable, sobre todo los
cortesanos y actores, que solían llevarlo en la mano en las tragicomedias para distinguirse
del comediante que utilizaba el abanico como símbolo de frivolidad
Una fiel enamorado de esta moda fue el inigualable Luciano
Pavarotti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario